
Las geishas poseen un atractivo misterio. Son sofisticadas, elegantes, cultas, apasionadas, bellas, pero adiestradas completamente para servir al hombre. Nada de lo que sientan emocionalmente puede ser expresado espontáneamente, están atrapadas en su oficio y su vida dependerá siempre de su trabajo.
Parece inconcebible que ésto sea real, cultural, antiquísimo y contemporáneo al mismo tiempo, pero existe. Cuánto dure... dependerá de si la sociedad es capaz de evolucionar con respecto a temas asociados con los géneros, los derechos, las libertades, los poderes y el dinero.
Por mi parte, soy partidaria de desatarlas.
-Imagen de la geisha, extraída de un libro de fotografías /Taschen, de edición limitada, traído desde Hong Kong.
-Pelo natural.
-Figura de geisha, comprada en una distribuidora china, en Santiago.
-Máscara fabricada con un accesrio plástico, cinta, pompones, brillos y hojetillo metálico.
-Plátano, abanico, hawaiana, flores y cuchillo son miniaturas de juguete.
-Peluche blanco, huinchas de medir y cintas, compradas en Rosas, Santiago.
-Hojas plásticas coreanas, compradas en Patronato, Santiago.
-Flores de papel rosadas, traídas de Hong Kong.
-Caja pintada blanca + vidrio.
-2005, (30 x 40 x 10 cm.)